El principio «quien contamina paga» es un concepto clave en la gestión ambiental que establece que las personas, empresas o entidades responsables de la contaminación o daño al medio ambiente deben asumir los costos asociados con la prevención, control, mitigación y reparación de dicho daño. Este principio se basa en la idea de que aquellos que causan o contribuyen a la degradación ambiental deben ser responsables de sus acciones y pagar por los impactos negativos que generan.
En el contexto de la gestión de residuos, el principio «quien contamina paga» implica que aquellos que generan residuos deben asumir los costos asociados con su gestión adecuada, incluyendo la recogida, transporte, tratamiento y disposición final de los residuos. Esto puede manifestarse a través de la imposición de tasas o tarifas por los servicios de gestión de residuos, como la tasa de basuras o la tasa de gestión de residuos mencionadas anteriormente.
El principio «quien contamina paga» tiene como objetivo incentivar a las empresas y a los individuos a reducir su impacto ambiental, adoptar prácticas más sostenibles y prevenir la contaminación en lugar de simplemente tratar de remediarla una vez que ocurre. Al hacer que los costos ambientales sean internalizados en los procesos de producción y consumo, se promueve una asignación más eficiente de los recursos y se fomenta la responsabilidad ambiental.
