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Obras civiles

Puente de Carlos III Siglo XVIII
Puente de Carlos III Sirve de unión entre la parte antigua de la ciudad, Barrio de Aquende, y la nueva, Barrio de Allende. Existe constancia de que Miranda contaba ya en el siglo XII con un puente medieval, objeto de diferentes modificaciones y refuerzos en el discurrir de la historia. Entre las primeras, cabría citar la construcción de una torre sobre el primer arco del lado de Aquende, en 1581, en la que se ubicó el Ayuntamiento, la Casa de Justicia y una carnicería. Las periódicas obras de reparación, de otro lado, servían para corregir los daños producidos por la caudalosa corriente. Sin embargo, aquel esfuerzo secular nada pudo contra la violentísima riada fechada en los días 19, 20 y 21 de junio de 1775 que destrozó cinco de los siete arcos de la obra. La gravedad de la situación forzó a sustituirlo por otro con la mayor rapidez, de modo que en junio de 1777 ambas riberas volvían a estar unidas por el actual Puente de Carlos III, inaugurado oficialmente en 1780. Redactó su proyecto Francisco Alejo de Aranguren, arquitecto que concibió también la Casa Consistorial, y ejecutó las obras el maestro cántabro Pedro del Mazo. El puente cuenta con seis arcos y muestra a ambos lados tajamares semicirculares para aminorar el impacto de las aguas. En su origen tenía un petril de seguridad, sustituido en la reforma efectuada por el ingeniero Federico Keller en 1911 por una barandilla de fundición. En la misma obra se trasladó al centro del paso los dos leones, adornados con los escudos municipal y real, que, esculpidos hacia 1787 por el alavés Juan Antonio de Moraza, se emplazaban hasta entonces a la entrada del puente, del lado de Allende.
Plaza de Abastos Siglo XX
Plaza de Abastos El 8 de noviembre de 1915, el Ayuntamiento aprobaba el proyecto de obra de la Alhóndiga, redactado por Nazario Llanos y ejecutado por Ignacio Orbegozo. Inaugurado el edificio el 15 de junio de 1917, fue remodelado en 1931 por el arquitecto municipal Fermín Alamo para su actual función como Plaza de Abastos. El inmueble es sólido en su acabado y armónico en su concepción. La alternancia en el empleo de distintos materiales constructivos y algunos medidos motivos decorativos vienen a compensar acertadamente la austeridad de su diseño. Cabe destacar, como muestra de esa contenida voluntad ornamental, la franja cerámica que remata el espacio superior de las naves laterales de la fachada principal, así como el notable mosaico de dibujo geométrico situado en el centro de un flanco. Descubrirá el visitante, como en otros mercados de la época, ciertas reminiscencias de la arquitectura islámica, presentes en algunas de las variantes del historicismo español. El edificio se eleva sobre un zócalo de piedra, repitiéndose el uso de la sillería en las pilastras que dividen las naves y en los arcos peraltados de entrada. En el resto, se utiliza el estuco, con empleo del ladrillo visto tanto en la fachada principal como en la vuelta de los
Parque de Antonio Machado Siglo XX

Plaza de Antonio Machado

Núcleo del recreo local durante décadas, y exponente del desarrollo urbano experimentado por Miranda en el primer tercio del siglo, el Parque de Antonio Machado nacía de la voluntad del alcalde Ignacio Gómez y Gómez, quien presentaba el 21 de junio de 1915 una moción proponiendo su construcción. Discutida ésta al principio por la duda de si debía otorgársele carácter prioritario respecto a otro de los proyectos locales, la Alhóndiga, fue adjudicada al vizcaíno Joaquín Cortadi Begoña, con un presupuesto de 35.000 pesetas y una superficie de ejecución de 12.509 metros cuadrados.
Tras numerosos contratiempos, la introducción de una serie de modificaciones que venían a mejorar el plan inicial, y el reemplazo del contratista inicial por el riojano Gregorio Ibaybarriaga, el ajardinamiento cobra un aspecto relativamente similar al actual. Años después, se construirá el basamento del kiosco, concebido como evacuatorio público y escenario para la Banda de Música, y, en 1930, el arquitecto Fermín Alamo proyectará su airosa cubierta.
Diferentes episodios históricos motivaron los frecuentes cambios de denominación del Parque: así, su primitivo nombre de Ignacio Gómez fue sustituido por el de Alfonso XIII con ocasión del golpe de estado del General Primo de Rivera, por el de Pablo Iglesias con la llegada de la Segunda República, por el de Calvo Sotelo al inicio de la Guerra Civil, y por el de Antonio Machado tras la restauración de la democracia.

La Picota Siglo XVI
La Picota Se denomina así al cerro que domina Miranda de Ebro, en el que se asienta el «rollo de la Villa». Este símbolo de poder judicial fue tallado en 1569 por el maestro de obras local Maese Miguel de Aguirre, por encargo del Ayuntamiento. En el paraje, recientemente recuperado como parque, conservamos las maltrechas ruinas del castillo construido, en el siglo XIV, por el Conde Don Tello.

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